El cabello es una de las características que más valoran las personas de su imagen, y por eso es de suma importancia cuidarlo, mantenerlo sano y limpio, utilizando los productos adecuados, y evitando aquellas cosas dañinas. Pero existe la pérdida de cabello, es una realidad, ya sea de forma natural o no, y se le denomina alopecia, cuyo resultado final es la calvicie.
En total, en un cuero cabelludo sano hay alrededor de 100.000 cabellos. En una situación normal, se produce una caída de cabello diaria de unos 100 cabellos. A partir de una caída de 250 cabellos al día, podemos empezar a hablar de caída de cabello masiva y de principio de alopecia. Deberemos detectar si la alopecia se produce de manera congénita o adquirida.
Existen dos tipos de alopecias: alopecias adquiridas y hereditarias. Las primeras son producidas por una situación externa (productos químicos, situaciones febriles, traumáticas, estrés, diabetes, mala alimentación, etc.), y suelen solucionarse una vez que se elimina el causante original, y así el cabello va recuperando su forma. Mientras que las hereditarias o androgénicas, suelen aparecer entre los 20 y 30 años, desarrollándose por completo hacia los 50 años; esta calvicie es irreversible y no presenta una cura sencilla.
Para mantener la integridad y el aspecto brillante del cabello, debemos aplicar productos que respeten la integridad de la cutícula, que es la superficie del tallo, formada por células planas que cubren todo el cabello de manera similar a un tejado, sin resquicios ni grietas.